domingo, 19 de agosto de 2012

Wath’ia: Deleite concebido en las entrañas de la tierra

La wath’ia un plato tradicional cuyas características son peculiares y con aderezos diferentes, dependiendo de la región donde se la prepara; es un deleite de la culinaria boliviana y de manera particular de la cocina tradicional y costumbrista del altiplano y por qué no decirlo hasta se constituye en un atractivo turístico, que comienza a ser explotado por algunas comunidades que a la par de sus encantadores paisajes comienzan a ofrecer a los visitantes las exquisiteces andinas.

Ese es el caso de la Comunidad de Quehualluni del Ayllu Bombo, de Huanuni donde en ocasión de la festividad de Corpus Christi, los lugareños en coordinación con el Gobierno Autónomo Departamental organizaron la Décima Feria de la Wath’ia y deleitaron a los visitantes con una wath’ia, también conocida como p’ampaku, que desde la tierra y piedras candentes, donde se cocinan los alimentos, es distribuida en porciones con único sabor.

En la jornada se vivió una singular fiesta familiar y comunitaria, donde se rescataron diferentes maneras de cocinar la tradicional wath’ia, la gente degusto de la wath’ia de llama, vizcacha y cordero.

En casi la totalidad de las ocasiones, para preparar una wath’ia se debe fabricar el horno, ya sea a base de adobes, o también cavando un t’oko (hoyo) en el suelo, en el que tras un revestimiento adecuado, se introducen los alimentos, que debe ser cubierto con piedras calientes, hasta su cocción definitiva.

Este platillo es cocinado en una combinación agradable de tubérculos como la papa, oca, camote, además de plátanos y el componente principal; la carne, que puede ser de cerdo, vaca, pollo o en el caso del altiplano carne de cordero, llama y hasta vizcacha.

La característica principal es que todos los alimentos deben ser cocidos sólo con el calor de la tierra o piedras que previamente fueron sometidas a un proceso de calentamiento en base en una hoguera donde el principal combustible natural es la leña.

Según algunos lugareños, este plato típico de la gastronomía nacional, tiene un gusto particular porque se lo prepara en comunidad, pues es muy difícil que una persona trabaje sola. "Unos traen la leña, mientras algunos construyen los hornos, otros atizan. Las mujeres lavan, condimentan y prepara los alimentos a ser cocinados. Es un verdadero trabajo comunitario", explicó la licenciada en turismo Lizet Ustarez e impulsora de las iniciativas de promoción de éste atractivo.

Con estas actividades se pretende fortalecer el núcleo familiar, rescatar antiguas tradiciones y costumbres, así como proyectar hacia el turismo, dijo la especialista a tiempo de anunciar que prácticas como esta serán frecuentes incluso con la finalidad de generar fuentes de ingresos económicos para los habitantes de la zona.

Un espectáculo aparte fue la demostración de las cualidades deportivas de los pobladores del lugar, donde un grupos de mujeres que respondiendo a una convocatoria de las autoridades e impulsores del turismo, hicieron gala de sus destrezas futbolística, en el cancha conocida como el Maracaná, mientras su fundador Francisco Quispe, orgulloso y sosteniendo el estandarte de la comunidad observaba a la ágiles deportistas.

AYLLU BOMBO

El ayllu Bombo en la comunidad Pukara Grande, muy próximo a Huanuni, este 20 y 21 de junio, también será sede del recibimiento del Año Nuevo Aimara, Solsticio de Invierno, donde las impresionantes ruinas arqueológicas del Inca Pukara de los Andes será el escenario principal para cobijar a todos los visitantes que respetuosos de las celebraciones andinas cumplirán con la ritualidad propia del lugar, según explicó Luis Gutiérrez, investigador que trabaja en coordinación con los comunarios para promocionar este atractivo turístico orureño que permanece casi escondido en territorio huanuneño, distante a no más de una hora de viaje de la ciudad de Oruro.

Las milenarias ruinas del Inca Pukara de los Andes, tienen una extensión aproximada de un kilómetro y se trata de una construcción pre incaica. El investigador Gutiérrez asegura que algunos mitos y leyendas locales, mencionan que el sitio data de por lo menos 5.000 años y se trata de un área arqueológica, donde se guarda gran parte de las reliquias del mundo andino.

Este enigmático sitio podría tener contacto con otros del área, pues según imágenes satelitales existen conexiones incluso con regiones del Beni, a través de camellones, sorprendiendo la calidad y precisión de la estructura petrea.

Según Lizet Ustarez y Luis Gutiérrez, entre las diferentes teorías acerca de su origen, se menciona que fueron los Incas los autores de esta construcción de apariencia piramidal. Pero, recientes investigaciones plantean que el sitio es mucho más antiguo, no pudiendo señalarse aún con precisión a quienes corresponde exactamente. Esta aparente montaña cubierta por un manto de paja brava evidencia diferentes ingresos hacia el interior de la estructura, en su mayoría derruidos.

Hipótesis planteadas coinciden con la herencia oral de mitos y leyendas en el altiplano que mencionan la existencia de una civilización que despareció por grandes inundaciones y desastres naturales, corroborando así teorías como la planteada por el investigador británico Jim. M. Allen quien asegura que Sud América y en particular el altiplano central boliviano fue sin duda el escenario geográfico donde se desarrollo una cultura que existió y desapareció hace milenios.

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