jueves, 17 de julio de 2014

Evita comer alimentos chatarra

La comida chatarra no cumple con las necesidades dietéticas de una persona, ya que no está elaborada a partir de los nutrientes esenciales que requiere el organismo. Generalmente, está compuesta de alimentos ricos en grasa, sal, azúcar y productos químicos. Asimismo, es pobre en fibras vegetales y vitaminas. El conjunto de estos elementos aumenta la cantidad de radicales libres en la sangre, lo que acarrea inflamación y envejecimiento celular.

Por otro lado, los peligros potenciales de nutrirse regularmente con comida chatarra consisten en sobrepeso, enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, cánceres, diabetes, obesidad, problemas biliares y depresión. Esto se combina al hecho que la comida chatarra es paradójica, ya que se ha demostrado que es nociva para la salud, pero conoce un éxito insuperable.

La sociedad y FALTA DE TIEMPO

“fast food”, una SOLUCIÓN FÁCIL

Actualmente, vivimos en una sociedad donde el ritmo está acelerado y la falta de tiempo consiste en un obstáculo. Las personas, muchas veces, no tienen un momento para cocinar con ingredientes de calidad y prefieren comer comida chatarra. Por lo tanto, ingerimos en 5 minutos alimentos sin saber quién los prepara, el modo de transporte, la conservación, las etapas de preparación y los utensilios utilizados. De esta manera, la comida chatarra perjudica la salud, las formas de vida y los comportamientos alimenticios, siendo un problema recurrente en la vida agitada y apresurada que llevamos.

El Imperio de la comida rápida
Diego Montaño Morales

Periodista



En los últimos años vemos cómo cada vez más se abren lugares de comida rápida (aunque algunos no sean precisamente rápidos), en ese sentido decidí irme hasta el Imperio de la comida rápida, por supuesto.

Durante mi estadía en Estados Unidos, pude convencerme de que el ritmo de vida, las distancias largas y el enemigo de todos, llamado tiempo, son la combinación perfecta para tomar un “lunch” (almuerzo) rápido, sin ceremonias tediosas o platos muy complicados. Pero qué tan cierto es que toda la comida en el norte es poco saludable y que todos comen chatarra.

Generalizar es malo, es un defecto de las personas por simplificar la vida, pero lamentablemente o felizmente, la realidad es más complicada y diversa. Efectivamente la opción más rápida y económica es sentarse en una de las mesas de las grandes franquicias que tienen sedes en casi todo el mundo (Bolivia no es la excepción). Sin embargo, los estudios científicos cada vez más develan los riesgos para la salud que tiene el consumo de estos alimentos ricos en grasas saturadas que poco o nada aportan. Las frituras, masas, carbohidratos y bebidas gaseosas son la combinación más frecuente, pero existe una realidad que no necesariamente vemos en las películas o series que provienen del país del norte (porque no pagan por publicidad) y es la comida orgánica de pequeños huertos lejos de laboratorios y ciudades.

Quizá en Bolivia no estamos muy familiarizados con buscar vegetales orgánicos –porque casi todos lo son- pero en países como éste –Estados Unidos-, es preponderante para muchos esta característica. Lastimosamente, su precio es más alto, llegando casi al doble. En ese sentido, se convierte en un alimento más privativo para quienes no tengan un ingreso mayor.

Algo que me llamó mucho la atención es ver en diferentes partes la información de la cantidad de calorías de cada uno de los alimentos que se ofertan, dejando en claro que la responsabilidad del valor calórico ingestado no es culpa del restaurante, sino de quién lo consume, esto porque hubo un caso en que una persona demandó a una cadena de comida rápida, ya que sus alimentos la engordaron (en Estados Unidos demandar a alguien es lo más fácil, como verán motivos sobran). Por lo que cada quien es dueño de su cuerpo y de lo que come…

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